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El aporte cultural de los inmigrantes en Río Cuarto desde fines del siglo XIX y principios del siglo XX (1890 ? 1920) (página 2)




Enviado por Romina Soledad Bada



Partes: 1, 2

El Aporte Cultural de los Inmigrantes
Italianos

Río Cuarto para 1890 había adquirido un
dinamismo y un progreso para la época significativo, la
llegada de inmigrantes italianos aportó mucho a que la
ciudad creciera y se enriqueciera rápidamente. Fueron
innumerables las acciones y
construcciones de estos inmigrantes en esta ciudad, plasmaron en
ella su elegancia, su arquitectura, su
creatividad,
su arte, su pensamiento.
Acciones éstas que son parte del acervo cultural
riocuartenses y que indudablemente hoy forman parte de nuestra
identidad.

Siguiendo las ideas de Roberto Lucero, para esta
época "muy diversas actividades eran realizadas por los
italianos: Chiaffredo Manavella, destacado industrial,
agregó a su fábrica de licores, la producción de cerveza, hielo y
soda. Don Pascuale Fresca instaló una fábrica de
fideos, con modernas maquinarias, con motor a vapor, en
la esquina de 25 de mayo y Alberdi. […] Entre otros
comercios, se registraba la Botica Italiana de Nicodemo Padula y
la licorería "La Pantera" de Remedi y Giambastiani,
quienes ofrecían en 1895, su especialidad Amaro
Ítalo-Argentino y Bitter y Fernet ‘la
Pantera’." Además se propuso la instalación
de un reloj público que se colocó en la torre de la
iglesia y
comenzó a dar las horas el 9 de julio de 1894; para su
cuidado y mantenimiento
fue designado un relojero italiano Don Vicenio Valdassarre,
natural de Nápoles".

También se instaló en la ciudad para
ésta época el maestro de esgrima Angelo Curtolo,
otro italiano destacado fue Don Virgilio Massa, un hombre muy
emprendedor, un dedicado empresario y
muy reconocido por la comunidad.

Posteriormente, al comenzar un nuevo siglo, la comunidad
italiana en Río Cuarto ya estaba consolidada, realizando
múltiples actividades en incluso adquiriendo protagonismo.
Según Lucero, "en 1900, el municipio honró al rey
Umberto Primo designando una calle con su nombre. La importancia
de la colectividad, llevó a las autoridades italianas a
nombrar un Real Agente Consular, en noviembre de 1901, siendo
elegido, el prestigioso vecino Don Chiaffredo Manavella,
quién ejerció el cargo hasta 1906".

Asimismo, se construyó una obra maestra como es
"el Teatro Municipal,
obra de Don Giovanni Marchesi y los hermanos Partelli, cuya
piedra fundamental fue colocada el 16 de abril de 1905 e
inaugurado el 9 de septiembre de 1909. Estos mismos constructores
levantaron frente a la plaza Roca la confitería del Plata,
también construyeron el amplio edificio del Colegio del
Carmen y la Cárcel de Encausados, inaugurada esta
última el 25 de octubre de 1909".

Entre artesanos, comerciantes y profesionales, se
destacaron: "Don Romeo D’ Acierno que ofrecía
retratos esmaltados para medallones, sellos de goma y gran
surtido de tarjetas de
fantasías; […] también se destacó la
fábrica de mosaicos y afines de los hermanos Berti y Don
Francisco Remondino con una fundación de hierro".

Por su parte, en el Boulevard Roca abrió sus
puertas una verdulería llamada "la Proveedora de
Río Cuarto", a cuyo frente se encontraba Don Salvador
Romanelli, quién abasteció durante largos
años a los vecinos de la ciudad, de frutas y
hortalizas".

Como se puede observar, estas acciones como otras tantas
que a continuación mencionaremos, hicieron de Río
Cuarto una ciudad orgullosa de sus habitantes, fortalecida en
diversas actividades sobre todo las relacionadas al comercio y a
los servicios.
Río Cuarto demostró ser una ciudad visionaria, en
su búsqueda constante de desarrollo y
crecimiento, una ciudad dispuesta a recibir a todas las personas
que así lo desearan y permitió que sus habitantes
la sintieran como un gran imperio, consolidado, fuerte y sobre
todo con una característica especial:
solidario.

En la segunda década de dicho siglo "nuevos
comerciantes italianos se instalaron en la misma: Franza Eugenio
de Génova con almacén y
especialidad en vinos finos del país y extranjeros; los
hermanos de Palermo también con lo mismo. Remo Rey CIA con
el corralón y ferretería "La Confianza" en calle
Córdoba esquina 25 de mayo. En el rubro fotografía, Don Mateo Fogliato y Vicenio
Beccarini; las sastrerías de Lissi y Mugnaini, en Constitución al 700 y también las de
Emigdio Petrecca, Adolfo Carusso y Enrique Dati. El
almacén y la panadería "La Buena Vista" de
Doménico Palazzo y la farmacia del profesor
Rafael Bruno. Adelia Di Marzo de Pasquale con una academia de
corte y confección instalada, en el año 1911, lugar
en el que se diplomaron numerosas jóvenes de la ciudad.
También la pinturería y bazar "Casa Cocucci" con
taller de cuadros especializada en retratos al lápiz y
pergaminos, en la calle Belgrano 27 y el "Ristorante D’
Italia" (antiguo
Hotel Andino) de Mauricio y
Giusseppe Soave que ofrecía una rica variedad de platos
italianos y comodidades para carruajes y caballos".

Para 1914 se instaló en la ciudad un importante
sanatorio a cargo del Dr. Di Carlo. Al año siguiente la
Sociedad
Italiana regala su hermoso edificio justo en un momento de
crecimiento y progreso en la ciudad. Por su parte, "la fabrica de
mosaicos "el Porvenir" de los hermanos Berti, amplió su
actividad como una empresa
constructora que levantó numerosos edificios en la ciudad
y en la región. Construyeron la Sociedad Española,
el Hotel Mayo, el Conservatorio Provincial, el Palacio de
Justicia y la
Maternidad Kowalk".

Todas estas magnificas producciones definitivamente
muestran la relevancia de las huellas italianas en nuestra
ciudad. Hemos señalado la actuación de los
inmigrantes italianos en diferentes ramas, como la medicina, la
construcción, el arte, etc.

Manifestaciones estas que hicieron del inmigrante
italiano y de la ciudad que los acogió una nobleza
difícil de alcanzar. Quizás el aporte cultural
más significativo fue la creación del Teatro
Municipal, un espacio cultural muy importante. "El teatro fue el
ámbito de inolvidables citas con el arte escénico y
con magistrales interpretaciones de la Lírica Italiana,
indiscutiblemente la expresión más reconocida del
arte musical de esos años".

No sólo las grandes compañías
líricas llegaron a Río Cuarto, sino también
pequeñas compañías de operetas, bandas
militares e intérpretes musicales como Delfino Quirici, un
violinista de notable trascendencia como así
también el maestro Pierino Rosso, entre otros.

En escultura se destacó el Sr. Antonio Cuccaro,
en pintura el
profesor Manuel Schembri, quién dirigió una
academia de dibujo,
pintura y arte decorativo en la calle Colón 427 y
realizó los frescos de la Iglesia Catedral; en literatura y crítica
literaria se destacó el profesor Raffaele J. Bruno.
Asimismo, la integración cultural de la colectividad y
el reconocimiento cultural hacia el idioma italiano como
instrumento de cultura
universal, se reflejó en la decisión de
introducirlo como materia de
enseñanza en la Escuela Normal, a
partir del año 1904, estando frente de esa cátedra
dicho profesor.

Finalmente, hay que mencionar también un
espectáculo público que fue tradicional en el
Boulevard: el cinematógrafo. En 1910 se inauguró el
biógrafo y café
Centenario de Enrique Reimer, remozado y reabierto en la
década del veinte con el nombre de Córdoba primero
y Renacimiento
después. Una vez demolido, dio paso a una nueva sala: el
Gran Cine Roca, que
la empresa
Angeloni estrenó en 1949. Dos años antes, Pastore
Hnos. había hecho construir el Cine Avenida, en la esquina
del Boulevard y Lamadrid.

Como se puede observar, en el Boulevard (como en toda la
ciudad) también hubo manifestaciones de los inmigrantes
italianos; para la época de estudio planteada se crearon
la Casa Ras Antigua, cuyo propietario original fue el doctor
Mariano Bejaramo, hasta que la compró la familia
Ducurón, actuales dueños. Fue la primera casa
construida después de la estación, en 1892. Antes
era un solar ocupado por una quinta, esto es lo que se expropia
cuando comienza la construcción del Boulevard.

Lo destacable de esta casa en la actualidad es que su
fachada se conserva original, excepto las rejas. Su estilo es
colonial italiano, manifestado en sus columnas toscanas,
capitolio jónico (volutas), ornamentos artesanales y
seriados. Además se puede ver cerámica francesa, mármol de carrara
y un pasillo con columnas y medio arco, que aún se
conserva.

También, se construyó el Almacén
Romanelli. En 1910 era un baldío y la calle Newbery
aún no tenía nombre. Es comprado por Salvador
Romanelli, que construye un local y al lado la casa de familia,
"funcionó por años una proveeduría de frutas
y legumbres, con mostrador de madera y
estanterías hasta el techo también de
madera".

Es de un estilo típico de la arquitectura
italiana de los principios del
XX, pues era un lote de esquina, ubicado en un ángulo para
el desarrollo de vidrieras. Debe recordarse que el Boulevard era
un sector predominantemente comercial por el movimiento
impulsado por el ferrocarril.

Para 1912 compra algunos lotes Vicente Zunino, construye
un local comercial, para ser mas específicos era una casa
de fotografía, y una casa de familia. Este edificio es un
ejemplo de la obra de albañiles y constructores italianos y de
las técnicas
utilizaban en ese país.

Posteriormente, se crea la casa Ferrer. Era una de las
casas más llamativas de Río Cuarto de la
época. En 1915 el doctor Fernando Ferrer encarga al
arquitecto Carlos De la Rúa los planos para una casa de
familia y un consultorio, concluidos en 1916. El estilo es de una
típica villa italiana, con jardín frontal,
único en todo el Boulevard, con recursos de la
arquitectura griega, renacentista y romántica
italiana.

Finalmente, se edificó el hotel Génova. El
lugar ya llevaba el nombre de Génova y brindaba servicio de
hospedaje. En 1925 lo compra Cesar Rossi. Su estilo corresponde
al movimiento modernista y se destaca por su volumen. "Dicho
edificio cuenta con una anécdota: el Sr. Rossi, inmigrante
italiano lo mandó a construir como si fuese una parte de
un barco porque precisamente se inspiró en la proa del
barco que lo trajo a este país".

Los Inmigrantes Españoles

Los inmigrantes españoles, como los italianos,
también llegaron a Río Cuarto con muchas
expectativas y deseos. Con su permanencia en el tiempo
lograron grandes cosas permitiendo que esta ciudad se
enriqueciera con sus personajes, sus costumbres y tradiciones
dejando, en consecuencia, un acervo muy importante para la
ciudad.

De hecho, entre las instituciones
más destacadas de estos inmigrantes "fue la
creación de la Sociedad Española de Socorros Mutuos
que fue fundada el 4 de junio de 1876, por un núcleo de
socios que la integraban. La sociedad se caracterizó por
promover la amistad
hispano-argentina, el arraigo de los españoles en esta
ciudad, el progreso de la comunidad local y por mejorar los
servicios mutuales que se comprometieron en el acta de
fundación".

Entre las actividades sociales y culturales hay que
mencionar la tradicional celebración del día de la
Raza, en la que dicha sociedad fortifica los lazos de hermandad
entre españoles y argentinos.

Con respecto a este festejo, en 1918 fue el año
más memorable, no solo por las actividades culturales
realizadas, sino también porque a nivel nacional se
decretó ese día como feriado nacional.

Entre las actividades para ese festejo, "el día
11 de octubre se realizó un acto municipal en el teatro
municipal con presencia de una selecta y numerosa concurrencia;
el día 12 se inició con el disparo de 21 bombas con el
reparto de víveres y efectivo a los pobres. Luego, hubo
una fiesta en la Cárcel de Encausados, en donde una vez
celebrada la misa en la nueva capilla "La Rotonda", se
obsequió a los presos y se instalaron camas de enfermería
[…]. Siguió un "Tedeum" en la Iglesia San
Francisco, acto seguido en el local de la Sociedad con el
discurso del
Dr. Gumersindo Alonso; se abrió un lazo de caridad y por
la tarde reinó la mayor animación en el baile con
los acordes de la Banda Municipal. Y para cerrar la fecha, una
velada de gala en el Teatro Municipal, iniciando el acto el Dr.
Víctor Rodríguez, continuando con la lectura de
sonetos del Dr. Leopoldo Velasco. Luego la compañía
teatral "Diez – Carreras" puso en escena el poema
histórico dramático "la leona de castilla", del
dramaturgo español F.
Villaespesa".

Uno de los personajes españoles más
distinguido fue "el Dr. Gumersindo Alonso, un meritorio
médico español que, como muchos extranjeros, se
afincó en Río Cuarto e hizo de este suelo, su segunda
patria. En 1881 fue nombrado médico municipal y el 7 de
noviembre de ese mismo año, con el mismo cargo, en la
Sociedad Española. En razón de sus múltiples
servicios prestados en el seno de la colectividad
española, fue nombrado vicecónsul de España y,
en plena asamblea, presidente honorario de la Sociedad
Española de Socorros Mutuos, así como más
tarde, del centro español. Fue también presidente
del Club Social, como asimismo, concejal municipal en nuestra
comuna y director de asistencia pública
municipal".

Otro legado establecido en la ciudad por un inmigrante
español fue la creación del Sanatorio
Rodríguez. El Dr. Víctor Rodríguez manda a
construir el sanatorio en 1917, fue uno de los primeros
existentes en esta ciudad. "En la planta baja se encontraba los
consultorios, en el primer piso había pacientes
internados, sala de partos y cirugía general".
Además había un balcón vidriado, que
aún se conserva. Es de estilo ecléctico, con
predominio del barroco.

Estos personajes, como otros tantos españoles que
llegaron a Río Cuarto, dejaron una impronta muy importante
enriqueciendo y mejorando un poquito más a esta ciudad.
Llegaron con muchas ilusiones, utopías y deseos que en
algunos casos se lograron y en otros no, pero lo destacable de
estos inmigrantes fueron sus metas alcanzadas en la ciudad como
la búsqueda de una consolidación del
espíritu solidario que los unió y los trajo a esta
tierra; la
preservación de sus raíces culturales; la
revalorización de su lengua y
costumbres, conjugando todo con la integración plena a
esta ciudad, que sin prejuicios los recibió con calidez y
cariño.

Los Inmigrantes Franceses

Lo primero que hay que tener presente es que los
franceses constituyeron, por su número, la tercera
colectividad en nuestro país, después de la
italiana y la española. Lo característico de esta
inmigración es que tuvo representada por un
grupo de elite
o personas pertenecientes a la aristocracia. No fue una
inmigración masiva, al contrario, fueron pocos los
franceses llegados a nuestra ciudad, pero para nada fue menos
significativo su aporte cultural a la misma.

En cuanto a las causas que los incitaron a viajar,
Odonne considera que "existían motivaciones
permanentes
, primordialmente de orden económico, que
originaron la emigración espontánea e individual,
de comerciantes, empresarios, profesionales y, en general, de
individuos cuya condición social y educación los apartan
de los grupos
inmigratorios de masas"; y por otra parte se encuentran "las
motivaciones temporarias que corresponden a hechos
puntuales y determinantes, que se relacionan con alteraciones de
orden social o económica".

Otro factor que hay que tener en cuenta y no olvidarse
es la campaña propagandística realizada por el
gobierno
argentino en Francia, al
igual que en el resto de Europa.
También se crearon agencias de inmigración, que
oficiaban como intermediarios y cuyo funcionamiento estaba
reglamentado por el decreto imperial de 19 de enero de 1855 y la
ley Argentina
del 18 de julio de 1860. Actuaban al servicio de contratistas
privados pero posteriormente, dado los excesos que se
cometían y en razón de la creación de la
Comisión Central de Inmigración, seguida por la
Comisaría General de Inmigración, el gobierno
estableció sus propios auxiliares de propaganda.

En cuanto a la situación de Río Cuarto
para esta época había cambiado. No hay que olvidar
que anteriormente esta ciudad era una zona que se encontraba
dividida en propiedades de grandes extensiones, muchas de ellas
sin destino productivo y otras con explotación de ganadería
extensiva, contaba con muy poca producción y había
retrocedido sobre la ciudad, pues las incursiones de los malones
eran frecuentes y la línea fronteriza tenía escasa
defensa. A partir de 1869 hay un giro muy importante, dado que el
Coronel Mansilla (a cargo de la Comandancia de Río Cuarto)
desplazó la línea de frontera hasta
el río Quinto generando, en consecuencia, una mayor
tranquilidad y estabilidad en la ciudad.

Con la llegada del Ferrocarril Central Argentino a
Córdoba en 1870 y posteriormente con la
inauguración del tramo Villa María –
Río Cuarto del ferrocarril Andino, se dio un progreso en
la región muy importante. Y es precisamente en este
momento, es decir, con la promulgación de la Ley de
Colonización de 1871, destinada a fomentar la introducción de foráneos por medio
de la colonización espontánea, cuando se presentan
todas las facilidades para la llegada de inmigrantes a la
región.

Con esta ley solo dos colonias prosperaron: Sampacho y
Colonia Caroya. No obstante, la misma sentó un antecedente
muy importante con respecto a este tema. Para 1886 se promulga
una nueva ley de colonización bajo la gobernación
de Olmos que autorizó la fundación de colonias en
terrenos de propiedad
privada, exceptuando el pago de impuestos por
diez años. Es decir que esta ley promovió la
colonización particular, concediendo beneficios y premios
y en donde muchos campos de franceses se acogieron a las
disposiciones de esta ley.

Desde allí en adelante fueron llegando los
franceses a toda la región y en particular a nuestra
ciudad. Fueron pocos pero relevantes para la misma porque
plasmaron toda su cultura, sus costumbres, sus tradiciones,
haciendo de esta ciudad "una gran ciudad", grande por sus
habitantes, por sus ideas y por sus acciones.

En cuanto al acervo cultural perteneciente a esta
inmigración, lo más importante a destacar fue la
creación de la Sociedad Francesa de Socorros Mutuos el
día 26 de septiembre de 1875. "Entre sus socios fundadores
se encuentran Bernardo Lacase, Pedro Itier, Juan Gardiel,
Constanzo Guerin, Alfonso Meuriol, Pascual Bernis, Andrés
Fauge, José Retif, Luís Augé, Luís
Grassy, Cipriano Echando, Víctor Brezillac, Bernardo
Babier, Jun Bautista Crissani, Pedro Benoit, Blas Forton, Juan
Forton, Agustín Burle, Bautista Souques, David Symphorien,
Emilio del Gage, Henri Gray, José Mounier y Luís de
Paz".

En esta prestigiosa entidad, fueron muchos los
profesionales que tuvieron una labor ejemplar en ella, entre
ellos se puede mencionar "el accionar del Dr. Manuel Calles
(francés) se registró en 1860 en nuestra ciudad
pero se estima que estuvo menos de siete años en la misma.
Luego le sigue el Dr. Roque Guillet quién
contribuyó a la atención del lazareto, hasta que el
cólera
se pudo controlar. El Dr. Gay establece relaciones (1876) con la
Sociedad Francesa para la atención de sus asociados, su
labor no dura demasiado. En cambio, el Dr.
Carlos Goudard, oriundo de Francia, quién había
sido contratado por la empresa
Ferrocarril Andino para atender pacientes en Villa Mercedes llega
a Río Cuarto, donde se convirtió, al igual que en
aquella, en la máxima autoridad en
enfermedades para
hombres; en 1927 se ausenta definitivamente para radicarse en
Francia y lo reemplaza el Dr. Pierre Puri. Y desde allí no
hay registro de un
médico profesional en particular para la atención
de socios de la entidad".

Cave destacar que esta Sociedad cumplió una
misión
muy noble, que es la de brindar asistencia no solo a los socios
que pertenecían en ella, sino también a los mas
necesitados. Porque lo característico de ella era la
cooperación, la solidaridad, la
preservación de las costumbres francesas y la
búsqueda de la integración. Una integración
que al principio fue un tanto lenta, pero debido al dinamismo
humano de la institución permitió que sus hombres
pudieran expresar el espíritu creativo, solidario y
participativo.

Entre las acciones significativas de ésta, "se
encuentra el festejo del Cuarto Centenario del Descubrimiento de
América (12 de octubre de 1892), en donde dicha
Sociedad acude a una manifestación pública,
portando el estandarte Francés".

Otras fechas de significación la
constituían: la conmemoración del día de la
ciudad y la fiesta de las Colectividades en la que elaboraban
comidas artesanales. "Para el año 1895 los residentes
franceses en Río Cuarto, dispusieron perpetuar el nombre
del ingeniero y político Sadi Carnot (1837 – 1894),
asesinado un año antes en Lyon donde fuera como presidente
de la república a inaugurar una exposición
industrial, se cursaron todas las invitaciones a particulares y
autoridades mediante la prensa que lo
hizo en dos idiomas: Castellano y
Francés; todo estaba listo para la llegada del "Monsieur
Le Cónsul General", quién arribo a la villa el 14
de mayo de ese año.".

Dicha sociedad, como otras existentes en la ciudad,
sentaron las bases de la continuidad en el tiempo y la necesidad
de estar agrupados para lograr sus fines y metas. Utilizaron para
ello los principios del mutualismo, con valores muy
sublimes como la solidaridad, cooperación,
participación, compañerismo, el amor al
prójimo, entre otros.

Entre los miembros fundadores de dicha sociedad
anteriormente mencionados, algunos cumplieron un rol importante
en la ciudad como es caso de Bernardo Lacase que fue elegido
intendente provisorio hasta lograr la titularidad del mismo en
1894. "Dos fueron las reformas básicas que encaró:
(1) la creación de la Oficina de
Recaudaciones de Impuestos, que generó mayores recursos al
Municipio y (2) la reorganización de la Contaduría
Municipal. Además de despegar la economía incentivada
por la creciente producción agropecuaria". Dio un auge muy
importante al comercio (no hay que olvidar que los comerciantes
apoyaron desde el inicio a dicho intendente a pesar del caos que
se vivía como consecuencia de la crisis
nacional de 1895) y presentó a consideración del
Consejo Deliberante varios proyecto a
considerar como la instalación de la energía
eléctrica, la creación del teatro municipal y
la fundación de un colegio nacional, entre
otros.

Otros personajes a destacar fueron Blas Forton y Juan
Forton que, de acuerdo a los datos del
padrón comercial de la década de 1890, ambos
tenían locales muy concurridos en la ciudad. En el caso de
Juan Forton era dueño de "El Café de la
Unión" y Blas Forton poseía el "Hotel y Café
Paris" frente a la plaza principal. Además de haber una
"Carpintería y Tornería francesa" a cargo de Francisco
Palangues, como así también, la apertura de un
colegio particular regenteado por Federico Decouvette (otro
francés destacado en la ciudad).

De acuerdo a la visión de Joaquín
Bustamante los locales de Blas Forton fueron "senado de los
más sonados acontecimientos ciudadanos […] posada
forzosa de cuanto forastero de campanillas aventurase pernoctar
en estos polvorines pagos […] y sus salones fueron
escenarios de las más copetudas asambleas
filantrópico-sociales del presumido Imperio".

"Monsieur Blas era bajo y delgado; vestía
pulcramente y a pesar de sus formas cortesanas delataba cierto
señorío que imponía consideración.
Culto sin afectaciones, bien dispuesto, complaciente,
llegó a ser engranaje indispensable en cuanta
catástrofe literaria y musical amenazara […] era
también dipsómano; nadie supo jamás
qué demonios o frustraciones le atormentaban".

Asimismo, Bustamante menciona a otro personaje
francés muy importante, que siempre asistía a los
locales de Forton: este es "Pedro Pury, un médico,
francés de origen y por vocación, y poeta cada vez
que sentía gravitar sobre si la angustia de vivir,
evocó en versos la tragedia de aquellas
veladas".

Además no hay que dejar de mencionar al Boulevard
General Roca que también fue un lugar elegido por los
franceses para crear instituciones de importantes y diversas
funciones
[…] de allí se da el establecimiento del
"Restaurante Fonda El Comercio" fundado en 1894 por Don
José Maglio sobre el Boulevard Roca, y el "Gran
Café, Restaurante y Fonda Cosmopolita" que Don Luís
Jaconsen instaló en 1896 en la esquina del citado
Boulevard y Lamadrid, donde podía hallarse comedor y
cuartos amueblados con lujo espléndido y aseo
desmedido".

Aparte de de todos estos personajes, hubo otros
inmigrantes franceses quizás no tan reconocidos en la
ciudad, pero que de igual manera dejaron, en esencia, su huella
en ella. Inmigrantes que se desarrollaron en múltiples
actividades como deportivas, artísticas, políticas,
entre otras. Acciones éstas que también son
importante y hay que tenerlas en cuenta porque, a pesar de no
tener trascendencia, forman parte del legado cultural de los
franceses en Río Cuarto.

Reflexiones Finales

Para finalizar este trabajo, en
principio diré que fueron muchos los inmigrantes que
llegaron a Río Cuarto, inmigrantes provenientes de Italia
mayoritariamente, de España y Francia en menor medida.
Algunos de ellos fueron reconocidos artistas, intelectuales,
profesionales, políticos, otros no tanto, pero lo
importante es que todos dejaron su huellas en ella.

Plasmaron en Río Cuarto sus costumbres,
tradiciones, pensamientos, elegancias, arquitecturas,
creatividades artísticas y culinarias. Acciones
éstas que fueron muy importantes para la ciudad y que hoy
forman parte del acervo cultural de los riocuartenses y que
indudablemente también son parte constitutiva de nuestra
identidad.

Con respecto a los inmigrantes italianos se
caracterizaron por su amplia actividad comercial en la ciudad,
con el establecimiento de licorerías, fábricas de
pastas, panaderías, ferreterías, sastrerías,
almacenes de
ramos generales, entre otros. Pero también impactaron con
su arquitectura neocolonial y de principios de siglo, como por
sus obras artísticas, ya sea de poesía,
actuación, música,
etc.

Por su parte, los inmigrantes españoles llegados
a la ciudad se distinguieron no solo por sus prestaciones
en servicios como hoteles, centros
educativos y de salud, sino también
por sus fiestas, bailes o danzas tan particulares realizadas en
la Sociedad Española de Socorros Mutuos.

Finalmente los inmigrantes franceses, que si bien fueron
pocos en números los llegados a la misma, no menos
importantes fueron sus actividades. Ellos también se
caracterizaron por sus actividades comerciales y de servicios,
por tener grandes profesionales como médicos que
cumplieron una función
ejemplar dentro de la Sociedad Francesa de Socorros Mutuos y en
otras instituciones públicas y privadas. Asimismo se
distinguieron, dentro de la colectividad, grandes artistas,
deportistas y políticos como Bernardo Lacase que fue
intendente de Río Cuarto desde 1894.

Fueron y son incalculables las acciones y construcciones
que estos inmigrantes crearon en esta ciudad, una ciudad que,
desde el inicio, los recibió abiertamente y les
permitió a la mayoría de ellos cumplir sus
sueños.

Referencias Bibliográficas

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    Híbridas
    . Estrategias para entrar y salir de la
    modernidad
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    1991.
  • GARCÍA CANCLINI, N.: Políticas
    Culturales y Participación Social
    . Rev. De Folklore
    Americano. N° 46. Julio a Diciembre de 1998.
  • LAFERRERE, Carlos Mayol: Historia de Río
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    , 10 Fascículos. En Diario El Puntal de
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    Editorial Cuarto Río. 1999.
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    Políticas de Conservación
    . Alteridades.
    México. 1993.
  • ODONNE, J.: La emigración europea al
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    Colección Reconquista. Montevideo. 1996.
  • PORTU, C. y Otros: Patrimonio Cultural.
    Ministerio de Educación. Cuba.
    1986
  • Revista Realidad. Publicación de la Sociedad
    Francesa de Socorros Mutuos. Director Alfredo Zabala. Junio
    1993.

Fuente Oral

  • Entrevista al Sr. Carlos Mayol LAFERRERE, Historiador
    de Río Cuarto, viernes 9 de Junio de 2006

Fuentes Escritas

  • Diario El Pueblo. Río Cuarto, miércoles
    24 de marzo de 1976
  • Ficha temática "La Sociedad Española de
    Socorros Mutuos". Foja Nº. 1. Archivo
    Histórico Municipal de Rio Cuarto.
  • Ficha temática "La Sociedad Española de
    Socorros Mutuos". Foja Nº. 2. Archivo Histórico
    Municipal de Rio Cuarto.
  • Ficha temática "La Sociedad Española de
    Socorros Mutuos". Foja Nº. 9. Archivo Histórico
    Municipal de Rio Cuarto.
  • Ficha temática "La Sociedad Francesa de
    Socorros Mutuos". Foja Nº. 2. Archivo Histórico
    Municipal de Rio Cuarto.
  • Padrón de electores. Archivo Histórico
    Municipal de Rio Cuarto.
  • Padrón comercial. Archivo Histórico
    Municipal de Rio Cuarto.

 

Prof. Romina Soledad Bada

Nota

* Romina Soledad Bada, nacida en Río Cuarto el 5
de enero de 1983, soltera y sin hijos. Profesora en Historia, Universidad
Nacional de Río Cuarto. Profesora adscripta a la
cátedra de Historia Americana Actual a cargo de la Mgtes.
Teresita Morel en la Facultad de Ciencias
Humanas, perteneciente a la UNRC. Miembro integrante del proyecto
"Historia de Vida – Memorias de la
ciudad". Organizado por la Facultad de Ciencias Económicas
de la UNRC y la Secretaría de Cultura de la ciudad de
Río Cuarto.

He participado en diferentes congresos nacionales e
internacionales como así también en jornadas de
investigación histórica realizadas
en la UNRC. He realizado diversas publicaciones en medios locales
y actualmente soy directora de un equipo de profesionales
independientes.

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